lunes, 16 de abril de 2012

LIMA REQUIERE DE UN SISTEMA DE TRANSPORTE URBANO


A propósito del paro del día jueves 19 que anuncian algunos transportistas, lo real del asunto es que miles de ciudadanos se verán afectados en sus traslados a sus centros de trabajo, estudio, consultas médicas,incluso aún, en sus visitas familiares. No podemos estar a los caprichos de tal o cual grupo, de tal o cual autoridad, que lo único que generan es incrementar el caos del transporte en nuestra mega ciudad. Esto debe terminar, se deben de dictar y hacer cumplir las ordenanzas correspondientes para implementar a la brevedad posible un verdadero sistema del transporte para una ciudad de 9 millones de habitantes. 

Conociendo la importancia de esta problemática en Lima y en las principales ciudades del país, la Asociación Peruana de Ciudades Educadoras planteo este tema como uno de los ejes temáticos principales del XXIII Encuentro Nacional de Ciudades Educadoras que se llevará a cabo del 24 al 26 de mayo próximo en San Juan de Miraflores, por ser un tema que afecta seriamente a la ciudad, sus habitantes y su economía. Hemos invitado a los responsables de proyectos del transporte metropolitano,destacados especialistas, al Viceministro de Transporte del MTC, de la UNI, empresarios del transporte,etc. Esperamos generar propuestas que coadyuven a las autoridades implicadas en el tema a lograr mejores soluciones y que nuestra ciudades sean mas ordenadas y funcionen en base a un sistema del transporte urbano y también a un sistema del transporte interprovincial.


Of. Comunicaciones APCE.

Articulo de "El Nuevo Diario" de Managua - Nicaragua 21-05-06


La educación ciudadana es la verdadera educación básica

 
Ph.D.

IDEUCA

Una sólida educación básica y una buena formación general constituyen los pilares de una verdadera educación ciudadana.

En esta trayectoria reúno ideas muy bien hilvanadas por la educadora y pedagoga Rosa María Tórrez en “12 tesis para el cambio educativo”.

Fortalecer la sociedad civil y, específicamente, la participación y la demanda educativa, son temas y preocupaciones contemporáneos. En ese marco viene enfatizándose la necesidad de una educación en y para la ciudadanía, en y para el ejercicio de los derechos, que incluya al sistema escolar pero que lo trascienda. Múltiples iniciativas han surgido en los últimos años, en todos los países de la región, inspirados en estas premisas: programas y proyectos y hasta nuevas asignaturas de educación ciudadana, educación cívica, educación en valores, educación en derechos, etc. En este contexto, muchas veces se pierde de vista que la propia educación --sin calificativos-- es una herramienta clave de construcción de ciudadanía, y que una sólida educación básica es la puerta de entrada a la posibilidad de una ciudadanía plena. Necesitamos una población informada, consciente de sus derechos y obligaciones, solidaria y sensible con la sociedad políticamente activa, con conciencia a la vez local y global, que participa en la vida comunitaria, se siente co-responsable de los destinos de su país y vota de manera informada y consciente; que cuida su propia salud, la de su familia y la del medio que le rodea; que aprecia y usa de manera significativa la lectura y la escritura para informarse, conocer, comunicarse y actuar; personas seguras de sí mismas, que confían en sus propias capacidades y talentos, que saben identificar sus fortalezas y debilidades, que recurren al diálogo y son capaces de argumentar con propiedad; que piensan por sí mismas y de manera crítica; que saben enfrentar los problemas como desafíos, que están listas para seguir aprendiendo para y en el trabajo, para y en la vida.

Como es evidente, todo esto no se aprende sólo en la infancia ni sólo en el sistema escolar. Tampoco se asegura con un determinado número de años de escolaridad, que es como se viene entendiendo el término “educación básica” en la mayoría de países, como una escuela primaria extendida. La buena educación básica compete a muchos ámbitos. El mundo del trabajo, del deporte, de la economía, de la política, de los medios masivos de comunicación, son forjadores importantes de valores y anti-valores, de modelos y anti-modelos a seguir, y su impacto es mucho mayor y permanente que el de cualquier programa ad-hoc de “educación cívica” o de “educación en valores”. La buena escuela no puede sustituir a la familia maltratadora, ni la buena familia suplir a la mala escuela, ni ambas contrarrestar los efectos des-educadores de una sociedad que exhibe y tolera abiertamente la injusticia, la violencia, el abuso de poder y el machismo, el autoritarismo, el lucro sin límites, la corrupción, la impunidad. La buena familia y la buena escuela necesitan trabajar juntas para cambiar esa sociedad. Una obligación principal del buen gobierno con la educación no es sólo asegurar el presupuesto necesario, sino, también, dar ejemplo de aquellos valores y actitudes que pregonan y que se reiteran en los currículos escolares, pero que escasean cada vez más en la sociedad y en sus dirigentes: justicia, democracia, honestidad, esfuerzo, transparencia, diálogo, colaboración, respeto a la diversidad, no-discriminación.

La educación básica debe entenderse como educación esencial, fundacional para la vida personal, social, comunitaria, con capacidad de satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje de todas las personas (niños, jóvenes y adultos). Porque las necesidades básicas de aprendizaje derivan de las necesidades básicas de las personas. Dichas necesidades no son sólo materiales, sino también identitarias, afectivas, espirituales. Así:
T El Desarrollo a Escala Humana (Max-Neff et.al. 1986) identifica nueve satisfactores humanos: 1. supervivencia, 2. identidad, 3. libertad, 4. comprensión, 5. afecto, 6. protección, 7. participación, 8. creación, y 9. ocio.

T El Desarrollo Humano (PNUD) identifica tres capacidades básicas para el desarrollo humano: 1. llevar una vida larga y saludable, 2. saber y 3. teneracceso a los recursos necesarios para un estándar digno de vida y participar en la vida comunitaria.

T La Conferencia Mundial sobre educación para todos (1990) identificó siete áreas de satisfacción de necesidades de aprendizaje: 1. sobrevivir, 2. desarrollar las propias capacidades, 3. vivir y trabajar en dignidad, 4. participarplenamente en el desarrollo, 5. mejorar la calidad de vida, 6. tomar decisiones informadas, y 7. continuar aprendiendo.

T El Informe de la Comisión Delors (Delors et.al. 1996) identificó cuatro pilarespara la educación y el aprendizaje en el siglo XXI: 1. aprender a ser, 2. aprender a hacer, 3. aprender a conocer, y 4. aprender a vivir juntos.

Entendida de este modo amplio, la educación básica con la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje pasa a ser educación ciudadana, una educación que prepara en y para el ejercicio activo de la ciudadanía, desde la infancia hasta la edad adulta. Ella integra las múltiples educaciones que suelen aparecer como temas aislados o “transversales”, educación para la salud, para la sexualidad, para el trabajo, para la paz, para la resolución de conflictos, para la convivencia, para la defensa del medio ambiente, para el desarrollo sustentable, para la participación, etc. Todas éstas son en verdad dimensiones constitutivas de una educación básica sólida e integral, la que es a su vez una verdadera educación ciudadana.